Libertad sexual

Las mujeres redefinen el sexo

Shere Hite , 23/3/2012

Todavía está por comprenderse cuál es el nuevo significado de la mujer activa sexualmente, que no es lo que la publicidad vende a través de su cuerpo ni de ‘lo sexual’ en bruto.

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Redefinir el sexo para adaptarlo a sí mismas, aunque lo que eso significa se tome tiempo: modificar la manera de expresarse y compartir su cuerpo, de ver y practicar las relaciones físicas íntimas.

La libertad sexual de las mujeres no es otra versión más de las actitudes de la revolución sexual, que consistían en romper cualquier tradición (para escandalizar) e imaginar que todo lo que se había ‘reprimido’ ahora se consideraba ‘bueno’ y ‘aceptable’; por ejemplo: “Estoy casada, tengo 28 años y tres hijos, y mantengo una aventura con un griego, que comenzó cuando estuvimos mi marido y yo recientemente de vacaciones en Grecia. 

Me considero una mujer liberada de los 90, en contacto con su cuerpo y su condición emocional”. La libertad sexual de las mujeres está estrechamente relacionada con la independencia económica. La intimidación debida a la dependencia (como se ve también hoy en las discusiones sobre el acoso sexual en el trabajo) ha significado que muchas mujeres no pudieran expresarse sexualmente ni en otros aspectos, para tomar nuevos rumbos; si una mujer vive con miedo (por la cuestión económica y la sicología de la inferioridad), se entrega a las necesidades de la otra persona y teme expresar las suyas; incluyendo, especialmente,el caso de las relaciones sexuales. 

Crear un nuevo lenguaje corporal no sucede de la noche a la mañana. Las mujeres están cambiando su forma de participar en las relaciones sexuales, de compartir su cuerpo, y esperan hacer más. Esos cambios desembocarán en una relación sexual más placentera tanto para el hombre como para la mujer. Aunque, en la actualidad, la mujer está presionada para actuar sexualmente a la manera masculina, en su mente hay nuevas ideas sobre lo que realmente quiere y cómo lo quiere. 

Los estereotipos actuales insisten en que si una mujer toma la iniciativa de lo considerado como ‘sexual’ por los hombres, o actúa contra el estereotipo sexual pasivo de las mujeres, es que está ‘liberada’. En realidad, ser activas en el sexo está comenzado a tener un significado totalmente distinto para las mujeres, un significado que pronto se descubrirá.

Las imágenes semipornográficas de mujeres que se ven en tantos afiches y comerciales de televisión (y que los fundamentalistas utilizan para resaltar “la decadencia de Occidente” y el “nuevo egoísmo” en ese ambiente) no representan quién es una mujer desde el punto de vista sexual, sino el uso y la venta del cuerpo femenino con arreglo a una tradición de doble moral. 

Cuando la sexualidad femenina se equipara a lo que se ve en la publicidad, no es de extrañar que algunas mujeres se retraigan y decidan que “las viejas costumbres eras mejores”, porque creen que antes se las respetaba más; al margen de si esta idea es históricamente cierta o no.

La enorme presión a la que se somete a las mujeres jóvenes para que se casen “antes de los 35”, para que tengan hijos antes de los 35 años, se suele atribuir al ‘reloj biológico’. Pero yo creo que la causa no está en la biología sino en la sociedad; en gran parte, la presión nace de la necesidad (subconsciente) que tienen las mujeres de encajar con la imagen mitológica que tiene la sociedad de la ‘mujer buena’, que implica la capacidad reproductora y la pertenencia a una ‘familia tradicional’ como rito de iniciación. 

Sólo así se ‘legitima’ la existencia de la mujer, de acuerdo con los sustratos de arquetipos que constituyen nuestro panorama sicológico. Estoy segura de que las mujeres empezarán pronto a mostrar sus sentimientos sexuales, cada vez con más intensidad, y de esa forma permitirán que la interacción sexual avance en nuevas direcciones.