Los eternos aires deportivos de Chanel

Revista FUCSIA, 5/11/2014

Los tenis dejan de ser un accesorio utilitario para entrar por la puerta grande al vestuario cotidiano de una mujer. Esta apuesta, que parece imperar en nuestros días, ha estado presente durante décadas en medio de los avatares estilísticos de la marca francesa.

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Durante el pasado mes de enero, Karl Lagerfeld presentó su colección de alta costura y armó una pequeña revolución cuando hizo que las modelos salieran a la pasarela con corsés y zapatos tenis. Repitió el gesto en marzo y las mujeres se enloquecieron. Pero aunque este hecho se vio como un sacudón, lo cierto es que la historia de Chanel está atravesada por el uso de los tenis desde principios del siglo XX.

Gabrielle Chanel fue pionera en todos los campos de la moda, y no lo fue menos en el deportivo. Equitadora, golfista, esquiadora, antes que ninguna otra mujer, Coco tuvo la intuición de que el placer de ejercitarse llegaría a tener una gran influencia no solo en la forma de comprender el cuerpo sino en la manera de vestirlo. Esa especie de transgresión de regalarle movimiento a la mujer ha trascendido hasta el punto que hoy no es raro ver en una calle de París a una mujer con un excelso sastre acompañado de tenis en lugar de tacones.

Los diseños de esta revolucionaria reflejaban precisamente un nuevo estilo de vida, en momentos en que las mujeres soportaban todavía la tortura de los corsés y de las faldas hasta el piso. Ya en 1921, Coco imaginaba una mujer distinta, debido a los cambios que trajo la Primera Guerra Mundial en la sociedad, que hicieron que, por ejemplo, las mujeres se quedaran solas en casa por primera vez mientras que sus maridos combatían. Ella supo incorporar esos cambios a sus colecciones, y sus congéneres, que entraron también como una primicia, y en masa, a la fuerza de trabajo, necesitaban prendas prácticas para la vida diaria. De ahí nacieron los vestidos a media pierna en materiales fluidos y cómodos, pero siempre sofisticados y elegantes.

Se puede decir que los hombres que marcaron la vida de Coco Chanel, Boy Capel y el duque de Westminster, la introdujeron al mundo del deporte, como quiera que ambos eran apasionados de la equitación. De esa pasión nacieron los pantalones. Por primera vez en la historia una mujer se atrevió a ponerse esa prenda reservada a los hombres. El descubrimiento del jersey o tejido de punto confirmó la decisión de la diseñadora de cambiar para siempre el vestuario de las mujeres con prendas livianas y flexibles. “Inventé la ropa deportiva para mí, no para que otras mujeres hicieran deporte, era porque yo hacía deporte. Diseñé prendas muy precisas para usar en el exterior, viví el siglo que me correspondió y fui la primera en hacerlo”. Así se expresaba Gabrielle Chanel en una cita transcrita por el escritor Paul Morand en su libro L’Allure de Chanel.

Para accesorizar este tipo de prendas ella inventó en 1966 los zapatos en dos tonos con cintas de seda, una versión más sofisticada de los deportivos. Esta intención perduró por años y fue perpetuada por el director creativo de la casa, Karl Lagerfeld, quien desde que llegó a Chanel plasmó en cuerpo y alma a Coco a través de sus colecciones. Temporada tras temporada, el modisto ha ido introduciendo elementos propios del deporte en cada una de estas. En 1984 se vieron los tenis por primera vez en una pasarela y hoy son uno de los indispensables tanto para las jovencitas como para las ejecutivas. Él mismo lo ha sentenciado así: “El deporte es hoy una fuente de inspiración, como lo es la moda de la calle. ¿Qué le puede ofrecer el deporte a la moda? Mejor calidad y mejor corte en las prendas”.