Karl Lagerfeld, adiós a un grande

Esta mañana falleció en París Karl Lagerfeld. una de las figuras más grandes de la moda contemporánea.

Enigmático y casi etéreo, su figura inconfundible es ya un ícono inmortal en el mundo de la moda. Su  coleta, sus grandes lentes negros y los guantes de cuero que jamás lo abandonaban se convirtieron en sinónimo de grandes creaciones, de la audacia siempre elegante en el diseño y de una mente prolífica e infinitamente creativa hasta el final.

Nacido en una familia noble de origen alemán, Lagerfeld se mudó a París a sus doce años y poco después, al cumplir los dieciséis, empezó a colaborar con el mítico Pierre Balmain como su asistente. Se sabe que en sus primeros años en París su gran inspiración fue Christian Dior cuyas creaciones lo empujaron en la dirección de su primer gran pasión: la ilustración de moda.

En 1965 se une a la casa Fendi, donde realmente empezó a explorar con su identidad como diseñador, notablemente en la línea de pieles donde se destacó por su audacia y la experimentación con las líneas y siluetas que lo acreditan aún hoy como uno de los grandes pilares de la marca.

Pero sin asomo de duda su gran reto y más grande amor fue Chanel, la casa francesa donde se desempeñó como director creativo desde 1983. A partir de ese momento se reavivó el romance del mundo con Chanel, ese mismo que inició Coco y que parecía flaquear a final de la década de los setentas y que Lagerfeld asumió como un reto personal para devolvernos la indiscutible elegancia atemporal que no pelea con el diseño audaz.

La riqueza del diseño, la atención al detalle, su talento indiscutible para poner en escena su universo creativo y su  aguda percepción del estilo lo convirtieron en el visionario que hoy llora el mundo de la moda. Nos inspiró, nos cautivó  y hoy le decimos adiós con profundo agradecimiento por su legado generoso que definitivamente marcó un era.

¡Hasta siempre, querido Kaiser!