Él comete el crimen y ella paga las consecuencias: el escándalo de abuso sexual que podría dejarnos sin Premio Nobel de Literatura 2018

Aunque el Premio Nobel de Literatura se entrega cada año en octubre, en abril ocurre uno de sus momentos decisivos. Es en este mes cuando la Academia Sueca estudia entre 15 y 20 nombres como posibles galardonados. Este es el resultado de un proceso que inicia en septiembre (del año anterior), cuando el Comité Nobel envía 700 cartas a personas e instituciones invitándolas a proponer candidatos. El Comité deja la larga lista resultante en una veintena de escogidos y en abril los presenta al pleno de la Academia, que cuenta oficialmente con 18 miembros (la mitad de ellos, mujeres). En mayo quedan cinco finalistas y entre junio y septiembre todos leen y debaten la obra de los elegidos. Un mes después, anuncian el ganador al mundo.

Este año, sin embargo, acusaciones de acoso sexual sacuden los cimientos de una corporación con más de un siglo de antigüedad, otorgando desde 1901 el galardón más influyente de las letras universales.

El protagonista de este escándalo sexual tan mediático es Jean-Claude Arnault, un fotógrafo y escritor de teatro sueco, casado con Katarina Frostenson, académica y miembro del Nobel desde hace 26 años.

El pasado mes de noviembre Arnault fue señalado de abusos sexuales por parte de dieciocho mujeres diferentes, que aprovecharon el movimiento #MeToo para destapar este escándalo en el periódico local. Las víctimas reconocen que lo sucedido ocurrió en las mismas dependencias de la Academia Sueca, lo que pone en peligro la integridad del comité.

Con el estallido del escándalo, la academia decidió romper la relación privilegiada que tenían con Arnault mediante su mujer, obligando tanto a ella como a la actual secretaria permanente y encargada de anunciar al Nobel, Sara Danius a dimitir, además de encargar una investigación externa de lo sucedido: lo que condujo a renuncias y dimisiones en respuesta. Ya son tres de los dieciocho académicos que componen el comité que anuncian su dimisión con carácter simbólico, invitando a otros miembros a hacer lo mismo para bloquear las elecciones de 2018.

En vista de una mesa vacía para tomar una decisión (y sin la presencia de dos académicos que han dimitido por distintos motivos en años anteriores), esta crisis amenaza la elección del próximo Nobel de Literatura, pues la asociación requiere de doce miembros activos, y tras las renuncias solo quedan once académicos de los diesiocho originales.

De esta forma, el comité está incompleto y no puede hacer oficial su elección. Pero tampoco puede suplir los puestos, porque son vitalicios. Es decir, tras 117 años de entrega del premio -excepto en siete excepciones (tres de ellas a raíz de la Segunda Guerra Mundial)- nos podríamos quedar sin Nobel en el 2018 y todo debido a las acusaciones contra el esposo de una académica.

Una vez más, esta Academia demuestra que aunque su misión sea premiar lo mejor y más innovador de cada año, a ellos la modernidad parece eludirlos. 

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