El romance comenzó hace más de 70 años en Devon, y tuvo su triste desenlace en el castillo de Windsor.
La reina Isabel II falleció este 8 de septiembre de 2022, algunos meses después de haber cumplido 96 años el pasado 21 de abril. La que fue considerada la monarca más longeva del mundo, no fue ajena al amor. La soberana vivió, pese a su rígido carácter y frío semblante, un romance digno de una antigua novela.
El pasado 9 de abril de 2021, la familia real anunciaba al mundo el fallecimiento de su amor, el príncipe Felipe de Edimburgo en el castillo real. ¿La causa? Simplemente vejez. El tiempo finalmente ganó y se lo llevó ad portas de cumplir los 100 años.
La devastadora noticia dejó a la reina con “un gran vacío en su vida”, como afirmó el príncipe Andrés, uno de los cuatro hijos de esta pareja real. El duque de York también expresó que habían perdido al abuelo de la nación y aunque toda la familia estaba muy afectada, sin duda, la que más lo sintió en todo el mundo fue su madre.
En diciembre del año pasado la familia real celebró su primera Navidad sin el príncipe. La reina Isabel aprovechó su tradicional discurso para recordar a quien la acompañó por más de siete décadas.
“La Navidad puede ser dura para aquellos que han perdido a sus seres queridos. Este año, especialmente, entiendo por qué”, afirmó la monarca durante su intervención, en la que se vio acompañada por una pequeña foto junto a su esposo.
La despedida del príncipe de Edimburgo fue tal y como él quiso: un funeral real, más no de Estado. La ceremonia, que debido a las restricciones de la pandemia tuvo un selecto y reducido número de asistentes en la capilla de San Jorge, fue el momento perfecto para el último adiós de la reina a su príncipe.
La monarca, quien aparentemente llevaba consigo algunos referentes de su difunto esposo, como unos pañuelos y una foto de los dos, dejó sobre el féretro del príncipe una carta escrita a mano por ella misma. El papel con bordes negros venía acompañado con las palabras “en memoria del amor”. La carta la firmó como Lilibeth, nombre con el que se refieren a ella sus allegados.
Los entonces príncipes se conocieron en el Royal Naval College en 1939. Él era un apuesto cadete de 18 años y ella era la joven princesa Lilibeth de 13 años en una visita a la escuela naval. Los muchachos quedaron flechados en aquel momento, sin imaginar que ese primer encuentro sería el primer capítulo de la historia.
Después de dicho encuentro, el príncipe Felipe partió a la Segunda Guerra Mundial, pero no dejaron de intercambiar cartas durante los años de coqueteo. Según la biografía “El joven príncipe Felipe”, de Philip Eade, aquellas cartas confesaban su amor por la futura reina de la Commonwealth.
Una de ellas decía: “Haber sido salvado en la guerra y visto la victoria, haber tenido la oportunidad de descansar y reajustarse, haberme enamorado por completo y sin reservas, hace que todos los problemas personales e incluso del mundo parezcan pequeños y mezquinos”.
El joven príncipe regresó del Pacific Theatre en 1946 y desde entonces la pareja inició su romance oficialmente. Una relación que, según parece, tuvo detractores desde el comienzo porque él no era un noble inglés y es que, según rumores, Felipe no tenía lo necesario para ser el consorte de la futura soberana del Reino Unido.
En julio de 1947 se anunció el compromiso real y el 20 de noviembre de ese mismo año se convirtieron en marido y mujer. La boda se llevó a cabo en la Abadía de Westminster, con 2000 invitados y fue la primera ceremonia real transmitida por todo el mundo a través de la BBC.
La princesa llegó en un carruaje junto a su padre, el rey Jorge VI, y en el altar aceptó el compromiso con el joven duque de ojos azules y cabello rubio tras las palabras: “Yo, Felipe, te tomo a ti, Isabel Maria Alejandra, como mi legítima esposa”.
Después de la boda, la pareja de príncipes se mudó a Malta. En aquel tiempo nacieron dos de sus cuatro hijos, Charles y Anne, y todo era relativamente normal hasta que recibieron una triste noticia en 1952: el rey Jorge había muerto. Esta situación recargó el peso de Inglaterra en los hombros de la joven Isabel.
La pareja regresó a Inglaterra para asumir el trono. Ella como la nueva reina y él como su consorte. Felipe nunca fue llamado rey debido a una ley, según explica la BBC, este título sólo puede utilizarse si quien asume el trono es un heredero directo al mismo.
En 1953, Isabel se convirtió en la reina Isabel II y Felipe, aceptando su lugar a la sombra de su esposa, se arrodilló ante ella y juró ser su “señor de la vida”. A partir de ese momento han surgido numerosas historias de conflictos y engaños alrededor de la pareja real.
Durante la boda, se dice que el rey Jorge le dijo a un invitado: “un día Lilibet será reina y él será consorte. Eso es mucho más difícil que ser rey, pero creo que es el hombre indicado para el trabajo”, esta afirmación, pese a lo que pudo significar para Felipe, se cumplió, pues nunca le falló a Lilibeth y fue su leal consejero hasta el día de su muerte.
En 1997, la pareja celebró 50 años de matrimonio en una ceremonia en la que la reina Isabel decidió dejar a un lado su fría seriedad y dedicarle unas bellas palabras a su esposo. “Es alguien que no se toma fácilmente los cumplidos, pero simplemente, ha sido mi fuerza y sigue siendo todo estos años”.
Los soberanos construyeron una familia que hasta la fecha se compone de cuatro hijos, ocho nietos y doce bisnietos. Un poderoso árbol familiar rodeado de polémicas como los escándalos del príncipe Andrés de York, la historia de la princesa Diana y el príncipe Carlos o la reciente ruptura de Harry, el duque de Sussex, con la realeza.
Otros de los controversiales momentos de la pareja fueron las presuntas infidelidades del príncipe Felipe. Al consorte de la reina lo precedía una fama de guapo y mujeriego difícil de negar. Según historiadores, documentales y libros como “Los Windsor”, el duque habría tenido numerosos romances con artistas, showgirls, misteriosas jóvenes e incluso hay rumores de relaciones homosexuales.
Pero ni las supuestas infidelidades, conflictos, discusiones y polémicas que acompañaron a los longevos soberanos pudieron separarlos. El pasado 20 de noviembre se cumplió el aniversario número 74 del matrimonio, pero este fue el primero en el que la monarca lo pasó sin Felipe a su lado.