¡Emergencia! A limpiar el cuerpo

Revista FUCSIA, 5/11/2014

En vísperas de unas nuevas vacaciones llega el afán por estar en forma. Pero cambiar los hábitos no solo debe ser cuestión de físico ni una medida de urgencia, sino una opción saludable de vida.

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Llega el fin de año, tiempo de vacaciones. Todos quieren lucir bien y combatir los excesos de los once meses pasados, pero un enemigo amenaza con arruinar el plan: la Navidad, con sus cenas y celebraciones.

 “Es habitual que se postergue el cambio de hábitos porque psicológicamente siempre hay un mañana, pero el problema es que ese mañana nunca llega”, opina el nutricionista Manuel Villacorta, autor del libro Whole Body Reboot. La idea es prepararse para el tsunami, y que un propósito de 2015 sea tener un cuerpo como nuevo. “Más que estética, la motivación debe ser la vitalidad”, manifiesta Patricio Uribe, quien hace 15 años fundó con su esposa, María Paula Villa, el proyecto “Alerta Naranja”, especializado en salud integral. “Vivimos en una cultura que propicia el consumo alto de calorías y productos bajos en nutrientes. Muchas personas son inmediatistas y buscan el placer a toda costa en la comida chatarra. Padecen el síndrome del ratón: esperan alimentarse de un pedazo de cartón. Creo en el detox como una manera de desintoxicarnos de la vida misma en muchos aspectos, como hacerle frente a la contaminación ambiental, la mala alimentación y el abuso de medicamentos. El organismo tiene una sabiduría interna y pide auxilio cuando nos pasa su cuenta de cobro”.

El consumismo es para la psicóloga y bióloga Nathalia Alarcón el principal culpable: “Lo que viene de Estados Unidos es moda, y esa influencia ha incidido en que, por ejemplo, la obesidad infantil haya aumentado en un 7 por ciento desde 2012. Debemos comer de una manera consciente. El cuerpo es el lugar que vamos a habitar hasta el final, ¿queremos llegar a los 80 a punta de 80 pastillas diarias?”.

La nutrition health coach Ana Muriel apoya esta visión: “Tanto el cuerpo como la mente tienen una tendencia hacia la autoindulgencia y el autodeleite. Para el cuerpo lo más cómodo es no esforzarse, mientras que para la mente lo es distraerse. Por eso, si los dejamos tomar el control de nuestros días lo fácil es comer mucho, incurrir en la pereza, echarse en un sofá a ver televisión y quizá entretenerse con el cigarrillo o el alcohol”.

La experta advierte que someterse a “regímenes aburridores” es ineficiente porque ante cualquier excusa se vuelve a las viejas costumbres. “Si comprendemos que no hay recetas mágicas y que solo cuando estamos dispuestos a ver nuestras elecciones de vida como un camino que requiere criterio podremos hacer un cambio duradero para sentirnos bien todo el año, todos los años”.

Los 3 cuerpos
El ser humano cuenta con un cuerpo físico, uno mental y otro emocional. “Nos la pasamos preocupados por los kilos de más, pero llenamos de ruido nuestra cabeza. Por eso, un plan de contingencia para finalizar el año y comenzar 2015 renovados consiste en desintoxicar los tres cuerpos, pues cada uno necesita alimentos distintos”, señala la especialista.

Cuerpo emocional: se puede nutrir de buenas sensaciones y experiencias relajantes con clases de danza, lo mismo que caminando en la montaña, respirando el aire matutino, asistiendo a un concierto.

Cuerpo mental: se realinea eligiendo 20 minutos durante el día en los que el silencio sea el protagonista. Otros ejercicios consisten en proponerse no criticar a nadie durante una semana, o prescindir de las redes sociales. El yoga y la meditación también ayudan, así como volver una rutina cerrar los ojos cada noche antes de dormir y agradecer por lo recibido ese día.

Cuerpo físico: se reajusta evitando, al menos por una semana, el azúcar refinada que está escondida en la mayoría de productos procesados. Es aconsejable tomar agua tibia durante el día y triplicar la cantidad de alimentos verdes.“Cuando mis pacientes ensayan estas pautas, en la primera semana comienzan a sentirse más vitales, tienen mayor claridad y menos ansiedad”.


Día tras día
Malos hábitos como fumar y beber acidifican el organismo y le restan hidrógeno y oxígeno a las células. “Es esencial una dieta alcalina basada en alimentos crudos y germinados, y abundante en extractos que contengan clorofila, cítricos y vegetales con bajo nivel de glucosa, como el pepino y el apio (seis diarios). Hierbas como el boldo y el sen ayudan a drenar la toxicidad del hígado”.

 Dos días de transición: el régimen de este experto, pionero de la alimentación consciente en el país, empieza reemplazando los lácteos, la proteína animal y los productos refinados por una dieta vegana.

Tercer día: se inicia con la llamada dieta Matusalén, que incluye mitad de alimentos crudos y mitad cocidos.

Cuarto día
: 70 por ciento de crudos y 30 por ciento cocidos.

Quinto día: solo crudos.Lo ideal es regresar al menú del tercer día y mantenerse.“Sudar es importante, pero solo es posible ejercitarse con un cuerpo nutrido”. Uribe propone que el fin de año sea una excusa para permitirse expresar los sentimientos que se han guardado, “sin ofender a nadie… y nunca hay que olvidarse de reír”.



Sin sacrificios

En lugar de detox, el especialista prefiere utilizar el término reboot, que significa “reiniciar el sistema”. Su esquema sugiere olvidarse de decirle “no” tajantemente a los pecados, porque después de una privación extrema se incurre en estos con mayor fuerza, pero sí ponerles ciertas reglas: “Me encanta la pizza y establecí darme permiso de disfrutarla una vez al mes”.

Revisar la nevera: hay que empezar por limpiar la casa, literalmente. Sacar de los escondites las galletas, el trago y demás tentaciones.

Ir de compras: para no dejar la alacena vacía es necesario abastecerse de alimentos saludables para ejecutar un buen plan. En su lista de alimentos poderosos figuran el salmón, los fríjoles, el brócoli, los arándanos y, en general, las frutas y verduras de todos los colores con sus diferentes beneficios.

Armar loncheras
: llevar el almuerzo al trabajo acaba con el pretexto de que hay que comer la comida chatarra que esté a la mano.

Ojo con las porciones: la mitad del plato debe estar compuesta de vegetales. El tamaño de la palma de la mano de cada persona (sin los dedos) equivale a la carne, y el del puño, al de los carbohidratos como el arroz o la pasta integral. Mover el cuerpo: el ejercicio (cardiovascular y de pesas, que fortalecen los músculos) ayuda al buen funcionamiento del metabolismo, siempre que se propongan metas realistas y graduales “en lugar de asegurar que se hará todos los días, que es la receta del fracaso”.


De la emergencia al plan de vida

La experta afirma que “no hay que llorar sobre la leche derramada”, y que las personas deben aprender a comer de manera natural, incluyendo en su dieta una mayor cantidad de ingredientes crudos, “del árbol a la mesa”, y evitar los procesados para potenciar la limpieza del organismo y la purificación de la sangre.

Detox intenso
: es bueno realizarlo dos veces al año, máximo durante siete días. Una primera opción consiste en ingerir solamente seis o más extractos diarios de vegetales para que el sistema digestivo descanse. Y si lo que se busca es ponerlo a toda marcha, se deberían tomar alrededor de cinco batidos que incluyan fibra, como una mezcla de espinaca, piña, banano y leche de almendras. Una tercera medida es combinar ambas alternativas con alimento sólido crudo-vegano.

Detox de vida: un régimen duradero debe ser abundante en remolacha, zanahoria, vegetales verdes oscuros y frutas ricas en agua. A quienes no se sientan a gusto con una dieta vegana les propone reducir el consumo de proteína animal como pollo, pavo y pescado a tres veces a la semana y una vez por día, evitando los embutidos y la carne roja, así como los lácteos. “Cuando toque recurrir a productos empacados, que la caja no incluya más de cinco ingredientes y que todos se entiendan al leerlos”. En lugar de azúcar es mejor consumir miel cruda, panela y stevia.

El agua es esencial
: una taza caliente con una pizca de pimienta roja al levantarse, luego dos o tres vasos al clima y dejar un espacio de media hora antes del desayuno. Las frutas con alto índice glicémico como el mango y el banano, fuentes de energía, deben ser parte del menú hasta antes de las cuatro de la tarde. Al almuerzo y la cena se debe incluir granos, cereales y vegetales crudos, al vapor o en sopa. Mejor tomar los acompañantes líquidos, como el té verde o de jengibre, 15 minutos antes o después de cada comida. Las nueces y las semillas son buenos snacks. “Además recomiendo el contacto con la tierra, quitarse los zapatos y dejarse acariciar por el prado”.