Las fotos no reveladas de Alexander McQueen

Revista FUCSIA, 12/3/2015

El Museo Victoria & Albert de Londres ha anunciado la apertura de la emblemática exhibición 'Savage Beauty', una retrospectiva de la vida y obra del diseñador inglés. Hablamos con la curadora.

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Nadie podría sospechar que su timidez, esa que le hacía esconder los dientes que lo avergonzaron desde niño, o esa misma que lo hacía entristecerse hasta caer en los agujeros de la depresión, iba a expresarse de forma tan exuberante en vestidos. Es como si Lee Alexander McQueen hubiera encontrado en su ser diseñador la manera de exorcizar los demonios que a veces no lo dejaban vivir. Como si la moda hubiera sido ese foco que al encenderlo le hubiera permitido habitar tranquilamente su oscuridad. 

Lee: Alexander McQueen planeaba suicidarse en su último desfile

Por eso, cuando el reconocido museo Victoria & Albert, de Londres, anunció que abriría  la exhibición Savage Beauty, la cual hizo historia hace unos años en el Museo Metropolitano de Nueva York y se convirtió en la segunda exposición más visitada del museo, sus compatriotas supieron que tendrían no solo la oportunidad de ver una imponente retrospectiva de su trabajo, sino que además podrían alcanzar a comprender algo del alma profunda y atormentada, que se despidió inesperadamente del mundo el 2 de febrero del 2010 al suicidarse. 

La exhibición será como una confesión. Permitirá recorrer en silencio los vestigios de un cuerpo y de una mente que se expresaban en su vestidos. Esta muestra contará además con importantes diseños, como el memorable traje de ballet rojo que diseñó para la colección The girl who lived in the tree en el otoño del 2008, o el vestido blanco de plumas que estremeció al público en The horn of plenty, colección otoño del 2009, que por su peso y su delicadeza no se pudo trasladar a Nueva York en esa ocasión.

Será además la oportunidad de ver a Alexander McQueen desde sus inicios, de ser testigos del joven humilde, hijo de un taxista de un barrio deprimido de Londres, que no cumplía ni siquiera los requisitos para conseguir un cupo en el prestigioso Saint Martin’s School of Art y que, aún así, a fuerza de una imperiosa genialidad, logró graduarse con honores, conseguir que Isabela Blow fuera su mecenas, que la casa Givenchy lo nombrara director creativo y que su marca trascendiera en la historia, incluso después de su muerte.

Pero para quienes los enrevesados universos del vestido no logran revelarles claramente la impronta de quien les dio vida, la Tate Britain abrirá el 10 de marzo una exhibición paralela y complementaria bautizada Working process, en la cual se mostrarán por primera vez las imágenes inéditas del fotógrafo Nick Waplington quien por invitación del propio McQueen, su amigo cercano, pasó largos días a su lado en su taller fotografiándolo, procurando ser invisible para retratar el misterioso proceso creativo de este genio de la moda. 

“Estas fotografías son el resultado de una colaboración única entre Lee McQueen y el fotógrafo Nick Waplington, conocido por sus proyectos que examinan la identidad, la clase y los conflictos bélicos. McQueen se acercó a Nick para hacer un libro de fotografía que estuviera enfocado en su proceso creativo y que documentara la realización de su icónica colección del otoño-invierno 2009, The horn of plenty. Ese libro fue publicado, pero las imágenes de los increíbles retratos de McQueen trabajando nunca se mostraron. Este año, en el que se renueva el interés por el diseñador británico, se abre una increíble oportunidad para exhibir este trabajo por primera vez”, le dijo a FUCSIA Isabella Maidment, la curadora de la muestra fotográfica.

Si bien el compendio de vestidos exhibidos en el Museo V&A gritará en silencio que Alexander McQueen era un hombre intrigado por la violencia de la naturaleza, por el lado más oscuro del sexo y comprometido con desarrollar una compleja visión sobre las mujeres –a las que ubicaba siempre en el rol de la víctima a la vez que en el de la inviolable–, la exposición fotográfica de la Tate, por su parte, nos dejará ver su humanidad, la forma en la que su cuerpo se disponía al momento de trabajar, los detalles de su taller y cómo él mismo se desintegró para poder llevar a cabo el esplendor de la más memorable de sus colecciones.

 “Waplington tuvo un acceso sin precedentes a cada momento de la realización de esta colección, desde el primer fitting en el estudio del diseñador en Londres, hasta los tensos minutos previos al espectacular desfile de París, mostrado seis meses después. McQueen concibió su penúltima colección como una retrospectiva en la cual retornó a viejos textiles, patrones, referencias e incluso modelos con los que había trabajado antes. Diseños que ya existían fueron considerados de nuevo y exagerados casi al punto de la parodia. Las fotos de Waplington revelan una enciclopedia de las referencias previas que el diseñador repitió. Un retorno al gallineto en blanco y negro, al estampado de pájaros que evoca el trabajo del artista M. C. Escher y el uso de plumas que se derivó del montaje El lago de los cisnes que produjo Matthew Bourne”, nos cuenta la curadora.

Entre plumas, jaulas, juegos de paños y formas extravagantes se delatará ese hombre vanguardista, devoto desde sus inicios a diseñadores como Rei Kawakubo, Jean Paul Gaultier y Helmut Lang, y quien le demandó de forma implacable a la moda ser el lugar privilegiado para resolver sus angustias más íntimas sobre el sexo, la muerte, la mutilación, la contaminación, la prevención y el dolor.

“Las fotografías forman una increíble y rara suma de retratos de McQueen trabajando. Revelan que él estaba involucrado en cada detalle de la realización de su colección. Es muy importante resaltar que los retratos documentan cómo se hizo cada uno de los vestidos y estos se yuxtaponen contra imágenes a gran escala en plantas de reciclaje y fábricas. La decisión de incluir estas fotos de materiales sobrantes y de la aglomeración de telas estuvo relacionada con el deseo de hacer un comentario sobre la situación socio-política que tenía lugar en ese momento y que McQueen tanto revisó críticamente desde sus diseños”, concluye la curadora.