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El estrés y la piel

Revista Fucsia.com, 15/4/2009

Una de las dermatólogas de Johnson & Johnson responde y aclara las preguntas e inquietudes más comunes sobre este tema.

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¿En qué medida influye el estrés de la vida diaria en la piel?
El estrés puede disparar manifestaciones en la piel de enfermedades sistémicas como el prurito, o enfermedades cutáneas per se.

¿En forma de qué novedades o afecciones se manifiesta principalmente esta condición?
La dermatitis atópica, la psoriasis, la dermatitis seborreica, el vitíligo, el liquen simple crónico, o la urticaria, entre otras.

¿Cómo detectar que la piel está sufriendo de estrés?
Por algunos signos cutáneos como las excoriaciones, ulceraciones autoinfligidas, o la exacerbación de signos de enfermedades que ya están instauradas en la piel.

¿Cuáles son las medidas que hay que tomar a diario para que no suceda esto?
Por parte del profesional médico, educando al paciente sobre las enfermedades que padece y las consecuencias que se pueden derivar del estrés.

¿Qué circunstancias climáticas o de temperatura exacerban esta condición de la piel?
Los extremos, pero en especial las bajas temperaturas que favorecen la xerosis de la piel y que conllevan un prurito extremo, excoriaciones o ulceraciones, impetiginización y liquenificación secundarias.

¿Hay maneras de evitar que la piel sufra por el estrés causado por las circunstancias y el medio ambiente?
Eso es algo relativo, anticipando, por ejemplo, que frente a una circunstancia determinada se disparen las manifestaciones cutáneas, se pueden tomar las medidas pertinentes. También, en una dermatitis atópica la humectación es básica, entonces hay que aplicar un agente humectante varias veces al día y asegurarse de que se está empleando el producto adecuado.

¿Cuáles son los productos básicos para evitar que la piel se dañe debido al estrés?
Los humectantes son fundamentales, lo mismo que los antihistamínicos tópicos y sistémicos.

¿Qué le recomendaría a las mujeres para evitar que esto ocurra?
Según sean las manifestaciones cutáneas que se puedan presentar y la enfermedad que se padece, es importante advertir y, sobre todo, educar de manera amplia y suficiente sobre los posibles efectos del estrés en la piel.

¿Alguna observación adicional?
El dermatólogo debe elaborar siempre una historia clínica y un examen físico completos de su paciente, que le permitan anticiparse a las manifestaciones cutáneas que se puedan disparar ante un evento estresante. Sin embargo, la mejor alternativa para prevenir este tipo de inconvenientes, es aprender a manejar el estrés. Y para esto, una de las actividades más importantes es dormir bien. A muchas personas les cuesta trabajo conciliar el sueño, lo que se manifiesta en un estrés que se refleja en la piel. Para dormir bien no hay nada mejor que mantener una rutina adecuada antes de dormir, tomar un baño caliente y humectarse la piel antes de acostarse, lo cual ayuda a relajarse. Además, es en la noche cuando la piel está más receptiva y aprovecha mucho mejor los productos que se le aplican. Dormir bien es vital para la salud de la piel, del cuerpo y de la mente.