bicentenario

Los peinados en 1810

Por Ricardo Rivadeneira, 11/3/2010

Los diversos ornamentos aplicados a darle realce al pelo fueron la principal característica de los peinados de las neogranadinas.

Los peinados de 1810. - Foto:

La mujer neogranadina mostraba un gusto especial por los peinados vistosos, en los que llamaban la atención las flores insertadas dentro del pelo. El uso de elementos florales constituyó un espectro amplio, pues algunas mujeres pudientes podían adquirir sombreros importados de Francia y adornos con elementos artificiales, mientras que las mujeres de las clases medias y bajas confeccionaban sus propios arreglos con flores y hojas que adquirían en las plazas de mercado.

Un retrato en miniatura que muestra el alto nivel creativo de los arreglos florales en la cabeza es el de Rosita Torrijos Ricaurte, pintado por José María Espinosa. El peinado está finamente elaborado mediante bucles que rematan en una moña alta, lo que permitía que el cuello pudiera ser minuciosamente observado. Otro ejemplo de la manera como las mujeres lucían los trajes, peinados y escotes en la época, lo constituye la acuarela de las mujeres de Ocaña hecho para la Comisión Corográfica.

La diadema y la peineta contribuían a mantener los peinados en su sitio. No se trataba de un invento reciente, pues, elaboradas de hueso o marfil sostenían los antiguos tocados romanos. Al respecto, el historiador Víctor Manuel Patiño afirmaba que en la época de Goya las mujeres “empezaron a usar la peineta de concha de carey”, material natural de gran resistencia y durabilidad. Quizá la colección más atractiva de peinetas sea la que conserva el Museo de la Independencia en Bogotá, hay una pieza a la que se le atribuye el haber sido propiedad de Manuelita Sáenz, en la que aparece inscrito el lema alegórico “Independentia” en letras hechas con piedras brillantes.

Los sombreros constituían una alternativa adecuada para proteger y ocultar el pelo. Algunas crónicas cuentan que el baño diario no era una costumbre muy difundida en la región andina, lo que permitió el uso de elementos de protección ante las inclemencias del sol y el polvo. Un tipo de sombrero que tuvo gran aceptación en el mundo fue el tipo cornette, asociado al gusto romántico de la época. La oferta de sombreros fue amplia y tocó todas las capas de la pirámide social. El caso popular se encuentra ricamente descrito en varias acuarelas de la época, en las que se ilustra cómo las mujeres campesinas elaboraban sus propias prendas de vestir.
La acuarela conocida como los ‘Estancieros de Vélez’, elaborada para la Comisión Corográfica, y ‘La sombrerera de Guaduas’, de Edward Mark, son tan sólo dos ejemplos del uso y elaboración de sombreros de fibras vegetales en los que participaban activamente las mujeres de menores recursos económicos.

Los peinados en el 2010

Adiós a la mujer guerrera con ojos marcados por las sombras oscuras y los delineadores negros. Lo de hoy es una mujer cuya sensualidad y dulzura la hacen poderosa. Se usa el pelo recogido con cierto desorden y sin muchas complicaciones.