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Paola Cazarán: “¿Me aplauden a mí?”

Sí. La aplauden. La admiran. La buscan. La modelo y psicóloga colombiana, quien en su niñez fue víctima de la violencia, del desplazamiento y del racismo, ahora es uno de los talentos más apreciados en las pasarelas internacionales.

Paola Cazarán
Paola Cazarán - Foto: Fucsia

En el mundo del modelaje, donde los cánones de belleza han sido rígidos y excluyentes durante décadas, la casanareña Paola Cazarán ha emergido como un faro de luz y esperanza. Su perseverancia y amor propio son un ejemplo para todos aquellos que se sintieron rechazados o aislados en esta industria.

Desde muy niña, Paola quería convertirse en modelo. En su adolescencia, a los 15 años, impulsada por su hermana y la ilusión de representar a Colombia, comenzó su incursión en las pasarelas. Pero no fue un recorrido fácil, rápidamente se encontró con las negativas y los desaires, que no la vencieron; por el contrario, la hicieron más fuerte, como ella misma nos lo cuenta: “Cada vez que me encuentro de frente con un rotundo ‘no’, me gana la frustración y pienso en tirar la toalla. Pero nunca lo hice, siempre seguí. En esos momentos, ante el dolor que sientes por ser excluida, te llenas de dudas. Y es en esos instantes cuando más necesitas del acompañamiento y la asesoría de alguien que conozca muy bien el negocio de la moda. Yo lo he tenido, por fortuna”.

Paola Cazarán
Paola Cazarán | Foto: Lizandro Meza octavo

Paola, una morena espontánea de 1,80 metros de estatura, de cuello largo y piel firme, habla sin morderse la lengua en las pausas en las que el fotógrafo Lizandro Meza deja de obturar su cámara. Recuerda que desde su niñez ha tenido que soportar comentarios hostiles debido a su particular fenotipo; una linda mezcla de raíces afro e indígenas. “Siempre he tenido que luchar contra la discriminación. Todas las tonterías que me decían abrieron muchas heridas e inseguridades en mi interior. Me sentía tan insatisfecha y poco atractiva que empecé a bañarme con blanqueador para cambiar mi color de piel, y alisaba mi pelo de manera enfermiza; puse en riesgo mi salud. Con el tiempo me hice más fuerte. Hoy me siento muy orgullosa de mis atributos, aunque algunos aún me miren con extrañeza. Mis rasgos parecen molestarles porque no están enmarcados dentro de lo que ellos creen que es bello o armonioso. Poco me importa qué piensen”.

Después de prepararse durante varios años, decidió probar suerte en los concursos de belleza, pensando siempre en esa mujer icónica que tanto la inspiraba. “Desde muy joven he admirado a Naomi Campbell. Era mi referente, la única mujer negra que veía brillar en la televisión y en las revistas. Quería ser como ella. De hecho, sentía una parte suya dentro de mí. Con Naomi en mente fui creciendo en mi profesión”, dice con una gran sonrisa.

Ganó el concurso Elite Model Look Colombia, participó en Miss Grand Colombia y su desempeño en este certamen le dio el privilegio de competir en Top Model of the World; sin embargo, la casanareña dejó de lado esa oportunidad porque quería terminar su carrera como psicóloga. Su mayor prioridad era continuar con su crecimiento personal.

Toma un respiro. Lizandro deja de disparar. Paola continúa con la historia. Nos dice que después de un tiempo lejos de las cámaras y las pasarelas retomó su vida pública en 2020 para concursar en Miss Universe Colombia. En una entrevista, en medio de la competición, contó que su padre fue asesinado por grupos armados al margen de la ley cuando ella tenía apenas cuatro años. Explicó que, además, había sido víctima del desplazamiento forzoso. Declaraciones que conmovieron a todo el país.

Fue en esa época cuando conoció también a su actual mánager y director creativo, Alfredo Navarro, quien preparó el relanzamiento de su carrera. Con su guía e impulso se ha paseado por las pasarelas de las semanas de la moda de Nueva York, Milán y París, y su talento es apetecido por eventos de moda y glamour celebrados en diversos países. Nuestra Naomi empieza consolidarse en los mercados poderosos de esta industria, y en febrero de este año fue el rostro de portada de la edición vietnamita de la prestigiosa Harper’s Bazaar. El 2023, ha sido uno de sus mejores años.

“Todavía me cuesta creerlo. ¿Todo esto está pasando? Es una locura. Años atrás la gente que se me acercaba era para mostrar reprobación y crítica; hoy en las pasarelas me muestran cariño –y yo me pregunto: ¿me aplauden a mí?– y me dicen que están orgullosas de lo que hago. Es increíble, te llenas de razones para seguir cuando escuchas esas palabras; te llenas de razones cuando sabes que eres la inspiración de otra gente”, confiesa con humildad y gratitud, mientras Lizandro se prepara para tomar la última ronda de retratos de esta producción.