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¿Qué es el ictus?

Revista Fucsia.com, 18/3/2009

No muchos reconocen este nombre y no lo identifican con uno de los problemas más graves a nivel cardiovascular.

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Por: Revista Fucsia.com
 
El ictus es una enfermedad que afecta a los vasos sanguíneos que llevan la sangre al cerebro. Este ocurre cuando un vaso se rompe o se tapona por un coágulo de sangre o alguna partícula que esté navegando en el torrente sanguíneo. Debido a esto, parte del cerebro no tiene la cantidad de sangre que necesita para su buen funcionamiento lo cual da como resultado que las células nerviosas del cerebro no reciban oxigeno, no puedan funcionar y mueran rápidamente.

Esta enfermedad se da por varios factores que están ligados a eventos no controlables como la edad, el sexo y la historia clínica familiar, pero también está relacionado a algunas patologías o abusos que en dado caso son controlables. Presión alta, diabetes mellitus, enfermedades relacionadas a la arteria carótida, enfermedades cardiacas, excesiva cantidad de glóbulos rojos, fumar y el consumo de alcohol o drogas son las causas controlables que más se relacionan a esta enfermedad.

De esta forma, después de ver la causas por las que se origina, es importante tener claros los síntomas. Adormecimiento de las extremidades o la falta de fuerza en alguna de ellas de forma excesiva son el primer signo de alarma. Sin embrago, hay otros elementos que indican que algo anda mal ellos son:

- Repentina dificultad para moverse acompañada de mareo y pérdida de coordinación.
- Dificultad repentina para entender.
- Dificultad repentina para hablar.
- Problemas repentinos para ver por un ojo.
- Excesivo dolor de cabeza.
- Parálisis de un lado del cuerpo.
- Perdida de la memoria.

Existen dos tipos de ictus, ictus isquémico e ictus hemorrágico. El primero se da cuando los vasos están obstruidos por dentro por coágulos denominados trombos o embólios cerebrales que se asientan dentro del vaso sanguíneo debido a los depósitos de grasa que tienen los muros de los vasos. Estos depósitos de grasa son los que producen la arteroesclerosis que per se está relacionada con la posibilidad de sufrir un ictus.

Este tipo de ictus se presenta de dos formas: la trombosis y la embolia. La trombosis esta relacionada de forma directa al cerebro ya que el coágulo se desarrolla dentro del mismo vas sanguíneo en el cerebro. La embolia sucede por un coágulo que nace en otra parte del cuerpo y que a través del torrente sanguíneo viaja y se establece en el vaso más pequeño que se encuentra en su camino.

El segundo tipo de ictus, el ictus hemorrágico se da cuando un vaso se rompe en el cerebro y produce que todo este se llene de sangre. El resultado, la compresión del tejido cerebral y por consiguiente, la perdida de las habilidades normales del cuerpo.

También están relacionadas a los ictus las aneurismas, las malformaciones arteriovenosas y los ataques isquémicos trastónicos.

¿Cómo tratarlos?

El tratamiento depende del ictus que se haya sufrido; es distinto si se produjo por el bloqueo de un vaso o por su ruptura. Sin embargo, es clave responder con rapidez a las señales de alarma. Ya que entre más rápido se actúe se disminuyen las posibilidades de que la persona fallezca o le queden las secuelas que se derivan de un infarto cerebral.