María Juliana Marín, columnista invitada Fucsia

El negocio de los dupes en la industria de la moda

Por María Juliana Marín

20/10/2022

¿Conoces la diferencia entre dupes, réplicas y bootlegs?
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En medio de la exclusividad que nos muestran las marcas con su contenido aspiracional y de las redes sociales dándole cada vez más visibilidad a las tendencias de moda y belleza, vivimos a un clic o mejor dicho a un tap de toda esta información. No es un secreto que recurrimos a las redes sociales de la misma forma que antes hacíamos búsquedas en Google. Si queremos estar al día con lo que está pasando en la industria de la moda, solo basta con entrar al home de una red social como Instagram o Tik Tok para ver lo que está pasando.

Con las tendencias, llega el fast fashion a comienzos de los años 80 a revolucionar la forma en la que se ofrece y se consume moda. Aparece la democratización de la moda como herramienta para que las tendencias estén al acceso de todos, principalmente por los precios bajos que resultan tan llamativos para los compradores. En este afán por querer llegar a marcas o productos que antes resultaban inalcanzables aparecen los dupes, las réplicas y los bootlegs, todo para suplir esa necesidad de tener ciertas marcas en el clóset.

Por un lado, los dupes son una abreviatura del anglicismo de duplicados, es un término que hemos escuchado en los últimos meses crecer con fuerza e incluso en plataformas como TikTok es toda una categoría de contenido. Y entonces, ¿qué es un dupe? Es un producto similar al original, puede ser una prenda de vestir, un complemento como un par de zapatos o una cartera o un producto cosmético, ya sea de skincare, maquillaje o perfumería. Estos productos suelen tener siluetas parecidas a las que ofrecen las marcas de lujo y que por sus precios elevados no suelen ser tan accesibles y asequibles como quisiéramos.

Los dupes entran en escena para volverse una alternativa que suele ser hecha por empresas legítimas, con materiales e ingredientes que no ponen en riesgo la salud de sus compradores y, lo más importante, que no son ilegales, ¿por qué no? Porque los dupes a pesar de sus similitudes con el producto original, no incluyen logos o marcas registradas, tampoco incluyen siluetas que sean protegidas por propiedad intelectual. Un ejemplo de dupes son los perfumes que se encuentran en Zara y cuyas fragancias son muy parecidas a las de perfumes de marcas como Yves Saint Laurent, Dolce & Gabbana, DKNY y Chloé. También sucede con prendas y complementos que vemos en marcas de lujo y al poco tiempo las encontramos en las tiendas de Inditex, H&M o en Mango.

Lo más importante de los dupes es que en ningún momento pretenden engañar al consumidor, ni hacerse pasar por el original, cuando se genera confusión entre el original y el dupe, ya se cruza la línea y se podría entrar a hablar de réplicas o falsificaciones. Además, los dupes se han vuelto un gran negocio para quienes los comercializan y terminan incluso promocionando a la marca original, ya que, gracias a la viralidad de estos videos comparativos, muchas personas se terminan inclinando por los productos originales.

Por otra parte, encontramos las réplicas, las cuales bajo la lupa que se miren, siempre serán ilegales, porque en este caso sí se incluyen siluetas protegidas por el derecho de autor, diseño industrial, patentes de diseño (en los países que aplica esta figura) o están registradas como marcas tridimensionales. Adicional a esto, se usan logos o marcas registradas, por supuesto, sin autorización de las empresas propietarias, por lo que sí se estaría infringiendo propiedad intelectual, además de generar confusión y de ser ilegal, también se podría estar poniendo en riesgo la salud de los compradores, como es el caso de las réplicas de maquillaje o skincare, donde se desconocen las condiciones sanitarias en las que se hacen estos productos y sus verdaderos componentes.

Y, por último, encontramos los bootlegs, un concepto que se asocia a la piratería, a ciertos productos con logos de marcas reconocidas, normalmente marcas de lujo pero que se incluyen en prendas o productos que nunca existieron en su versión original. Este también es un uso de marca no autorizado y, por supuesto, que sería ilegal.

Es por eso que esta se convierte en una invitación más de mi parte a que compremos original y si no nos aguantamos las ganas de tener una prenda, complemento o producto de maquillaje en tendencia, o es una marca que se sale de nuestro presupuesto, busquemos dupes o, mejor aún, compremos en alguna marca local algo que se ajuste a lo que queremos, ¡pero réplicas y bootlegs jamás!

Sobre mí

Soy abogada de la Pontificia Universidad Javeriana, especialista en derecho comercial y en propiedad intelectual con un Master en Marketing y Comunicación de Moda y en Fashion Law. Fui reconocida como la abogada más influyente de Colombia por el Fashion Law Institute de Estambul en 2019. Actualmente soy consultora legal de marcas de moda colombianas y latinoamericanas, de influencers y emprendedores. Soy docente, speaker y creadora de contenido digital.

* Las opiniones dadas por María Juliana Marín no representan la opinión de la revista Fucsia.

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