Columnista Maria Dalmazzo

El bienestar es gratis

Por Redacción Fucsia

4/10/2025

Pequeños gestos cotidianos que nos devuelven al centro.
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Por: Maria Dalmazzo

El bienestar es gratis. Está en el aire que respiras, en el agua que bebes, en el sol que se cuela por la ventana, en la calma de cerrar los ojos un instante, en agradecer sinceramente. No necesitas nada más que tu atención para darte cuenta de que, incluso en medio del caos, siempre hay un lugar al que puedes regresar para sentirte bien.

Y sin embargo, vivimos en una época donde todo, hasta la calma, parece estar a la venta: aplicaciones de meditación, retiros exclusivos, espacios que prometen desconexión a cambio de una tarifa. Todo eso es muy válido, pero creemos que el bienestar también se compra.

No me malinterpretes: me encantan los spas, un masaje delicioso, una escapada de fin de semana, o ese tratamiento que deja la piel radiante. Son experiencias hermosas que, claro, aportan bienestar. Pero lo que quiero decirte es que no son la única puerta. El bienestar no se mide por el tamaño de la cuenta bancaria, sino por la calidad de tu presencia.

Piensa en esto: ¿cuántas veces un vaso de agua bien frío te ha devuelto la energía en un día agotador? ¿cuántas veces una caminata ha sido suficiente para calmar tu mente? o ¿cuántas veces soltar tu celular, cerrar los ojos y quedarte el silencio unos minutos te da calma? Esos momentos no cuestan nada. Y sin embargo, tienen el poder de transformarte.

Columnista Maria Dalmazzo
Columnista Maria Dalmazzo | Foto: Cortesía

La trampa de “comprar bienestar”

Vivimos rodeados de mensajes que nos hacen sentir que nunca es suficiente. Que si no tienes la ropa de moda para hacer yoga, que si no viajas a lugares paradisíacos, que si no compras tal producto “milagroso” no estás cuidando tu salud general. Y claro, una empieza a pensar que el bienestar es una especie de club exclusivo al que solo entran los que pueden pagar.

Yo misma caí varias veces en esa trampa: la sensación de que necesitaba invertir en cosas externas para sentirme completa. Y aunque esos lujos se disfrutan (y no hay nada de malo en celebrarlos), con el tiempo me di cuenta de que los momentos en los que realmente me sentía plena eran otros. Momentos simples, íntimos, cotidianos.

Lo que si es bienestar

Déjame contarte algunas de las cosas que, para mi, son las verdaderas joyas del bienestar:

  • Respirar profundo cuando estoy ansiosa. 5 inhalaciones lentas por la nariz y soltando por la boca despacio, de rrepente siento que todo se acomoda un poco más en mi mente. 
  • Caminar y dejar que el sol me toque la piel. Ese contacto me recuerda que sigo aquí, que estoy presente, me recuerda el poder del calor del sol como un abrazo.
  • Tomar agua con calma. Suena tonto, pero beber despacio, sintiendo como refresca mi cuerpo, me hace sentir viva y en gratitud.
  • Mirar el cielo o la naturaleza. De noche o de día, ese simple gesto me recuerda que soy parte de algo más grande y me da perspectiva.
  • Abrazar. Mi favorito. Es medicina pura, produce oxitocina (la hormona del amor) y otras hormonas de la felicidad. Y no cuesta nada.
  • La gratitud.  Es una fuente de bienestar. La gratitud suaviza la mente, abre el corazón  y te devuelve al presente con una sensación de calma y abundancia que ni cuesta nada.

¿Ves? No hay membresía, no hay tarjeta de crédito. Solo presencia.

Tomar agua
Tomar agua | Foto: Jamie Grill Photography

La sabiduría de los simple

Lo curioso es que solemos subestimar lo simple. Parece que los simple no es suficiente, que para “merecer” bienestar necesitamos grandes escenarios: EL viaje, EL ritual perfecto, EL hotel. Pero si lo piensas bien, la vida siempre nos estuvo regalando lo esencial. Solo que aveces nos distraemos tanto, que dejamos de verlo.

Hace poco, por ejemplo, tuve uno de esos días complicados en los que no se ven salidas, mucho agobio y la cabeza a mil por hora. Tuve que parar, cerrar los ojos y respirar de forma consiente y pausada por 5 minutos, sin celular, sin nadie al rededor.

Tarareé mi canción feliz y moví un poco mi cuerpo: un alivio inmediato, cinco minutos que no me costaron nada, pero me devolvieron claridad.

Democratizar el bienestar

Hablar de que el bienestar es gratis, también es una forma de quitarle ese halo elitista que lo rodea. El bienestar no debería ser un privilegio, es un derecho natural. Está en la risa compartida, en escuchar una canción que nos mueve por dentro, en cocinar lo que nos gusta.

Y si, cuando tenemos la oportunidad de disfrutar un masaje, de un viaje o de un espacio para consentirnos, es maravilloso. Pero la diferencia es no creer que solo ahí está el bienestar.

El estado emocional tiene un gran impacto en la productividad y en la capacidad de concentración.
El estado emocional tiene un gran impacto en la productividad y en la capacidad de concentración. | Foto: Getty Images

Volver a mirar lo que ya tenemos

El bienestar no está en otro lugar ni en otro momento: está aquí , disponible en los gestos más sencillos. El bienestar es gratis porque no depende de lo externo, depende de tu capacidad de habitar el momento.

La próxima vez que sientas que “necesitas” algo para estar bien, haz una pausa.

Pregúntate: ¿que tengo en este momento que me haga sentir presente? Tal vez sea el aire entrando a tus pulmones. Tal vez la risa de alguien cercano. Tal vez la luz de la mañana entrando por la ventana.

Lo demás cuando llegar es un lujo que agradecer; pero lo que realmente nos sostiene está en lo simple, en lo cotidiano. Y lo mejor de todo: NO CUESTA NADA.

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