La actriz que interpreta a la fiscal Samantha Maroon en la franquicia de Dick Wolf reflexiona sobre justicia, representación, vulnerabilidad y el poder de inspirar a otras mujeres a seguir su voz interior.
Hay personajes que no solo se interpretan: se encarnan. Para Odelya Halevi, actriz que da vida a la fiscal Samantha Maroon en La Ley y el Orden que estrenó temporada en Universal +, la pantalla es un territorio donde la justicia, la identidad y la emoción se encuentran. Su presencia trae una mirada nueva dentro de una franquicia legendaria: la de una mujer que entiende que la fuerza no está en contener lo que se siente, sino en saber cuándo permitir que el corazón hable.
Con una trayectoria marcada por la resiliencia y un profundo sentido de propósito, Halevi se ha convertido en referente para muchas mujeres que no siempre se han visto reflejadas en los relatos tradicionales de la televisión. Conversamos con ella sobre los límites entre justicia y venganza, la importancia de la representación y el arte como un acto de supervivencia y transformación.
Esta temporada explora la línea entre justicia y venganza. ¿Crees que Samantha podría cruzarla en algún momento?
Odelya Halevi: Esa fue una pregunta que yo misma me hice desde el primer episodio de la temporada 21. La diferencia entre justicia y venganza es muy sutil, casi como la diferencia entre amor y odio: solo puedes odiar profundamente a alguien que también amas o te importa. Samantha es alguien con fuertes convicciones y emociones intensas, pero al final del día es muy profesional. Puede estar enojada, frustrada y apasionada, pero no creo que llegue a actuar de una manera que provoque injusticia.
¿Cuál crees que es el secreto del éxito de La Ley y el Orden después de 25 temporadas?
Odelya Halevi: Creo que la visión de Dick Wolf ha sido clave. La serie siempre toma temas contemporáneos, relevantes, extraídos de los titulares. Además, los personajes representan diferentes posturas, lo que permite al público verse reflejado. Eso crea conversaciones importantes. También hay algo fundamental: somos una familia. Hay respeto, química y apoyo entre nosotros, y eso se siente en pantalla.
¿Sientes que tu personaje aporta una perspectiva diferente al legado de la serie?
Sí. Cuando me llamaron para la audición buscaban a una mujer estadounidense sureña, con acento. Pensé: “No hay forma de que sea yo”. Soy extranjera, crecí en otro país, tengo acento y piel oscura. Pero una semana después me dijeron: “Vamos a adaptar el personaje para ti”. Fue un triunfo personal y profesional. Crecí sin verme representada en la pantalla. Ahora sé que niñas que antes no tenían un referente pueden verme y pensar: yo también puedo estar ahí. Eso es invaluable.
Y en tu propia vida, ¿qué significa inspirar a otras mujeres a seguir sus sueños?
Significa todo. Yo vengo de un entorno difícil, no siempre tuve el apoyo que necesitaba. Actuar me salvó. Si puedo inspirar a una sola mujer a creer en sí misma, siento que gané. Eso es lo que me mueve cada día.
Samantha es fuerte en un sistema donde mostrar emociones puede interpretarse como debilidad. ¿Ella desafía esa idea?
Sí, especialmente detrás de puertas cerradas. Con Nolan Price ha construido una relación basada en confianza. Ella le muestra su vulnerabilidad y eso lo confronta y lo transforma. Las mujeres somos emocionales, y eso no es una debilidad: es un poder. No se puede ganar solo con la cabeza. Necesitamos balancear razón y corazón. Samantha tiene el corazón; Nolan aporta la lógica. Juntos crean armonía.