Destino Oculto 2025 vuelve con más días, nuevas rutas y un secreto bien guardado.
Hay viajes que uno planea, revisando horarios y destinos. Y hay otros que simplemente lo encuentran a uno, como una revelación inesperada en medio del cielo. En 2024, la experiencia “Destino Oculto” sorprendió al país al proponer un concepto radical: volar sin saber hacia dónde. Ahora, en 2025, esa idea vuelve con más fuerza, más aliados y un nuevo destino que solo sabrán quienes tengan el privilegio de abordar ese avión.
Este año, la aventura propone una dosis adicional de asombro. El lugar escogido para la experiencia —que sigue siendo un secreto— no cuenta con rutas comerciales desde Colombia. Es, literalmente, un paraíso fuera del radar. El viaje, que ahora se extiende un día más, parte desde dos ciudades: Bogotá y Medellín. Además, en esta oportunidad Wingo ofrecerá dos vuelos con destino a lo desconocido, un mismo horario, y una misma certeza: lo desconocido puede ser el mayor lujo contemporáneo.
Más allá del misterio, esta propuesta se convierte en una invitación a entregarse al presente. Son 372 los afortunados que pasarán cuatro días sin preocuparse por nada más que vivir. Desde atardeceres con Corona en un sunset session, hasta el confort de un hotel cinco estrellas de la cadena World of Hyatt, todo está diseñado para evocar libertad, placer y conexión con lo esencial: el ahora.
Estos 372 pasajeros vivirán una experiencia única y exclusiva de cuatro días en medio de un paraíso. El plan estará a la venta en Wingo.com en próximos días y tendrá un costo de USD 1095 por persona.
La experiencia se enriquece con nuevos cómplices que ofrecerán momentos de cuidado, exploración y bienestar. Es una celebración del hedonismo consciente, donde el cuerpo y el entorno se encuentran en sintonía. No hay itinerarios frenéticos, sino espacios para dejarse sorprender por la belleza de lo simple, de lo natural, de lo distinto.
“Destino Oculto” no es solo un vuelo: es un manifiesto sobre cómo deberíamos viajar en el siglo XXI. Menos checklists, más intuición. Menos mapas, más instinto. En tiempos donde todo parece predecible, esta propuesta se atreve a recordarnos que no hay mayor lujo que entregarse a lo incierto con los sentidos abiertos. ¿A dónde vamos? A descubrirnos, una vez más, en el camino.