Moda
Beatriz Camacho y el arte de tejer vínculos: una conversación entre madre e hija
La diseñadora y su hija, reflexionan sobre los aprendizajes compartidos y el poder de la maternidad en la moda.

Desde su infancia en Cartagena, donde aprendió a observar los matices del mar y la riqueza de la naturaleza, Beatriz Camacho ha construido una carrera en la que la moda es tanto una expresión estética como un relato personal. Su trabajo, lleno de sensibilidad y propósito, ha dejado huella no solo en las pasarelas, sino también en su hogar.
En esta conversación con su hija, Ana Paulina Maestre, hablan sobre lo que significa crecer rodeada de creatividad, el equilibrio entre la maternidad y una carrera exigente, y cómo los lazos familiares pueden ser una fuerza silenciosa y poderosa que impulsa cada decisión. Un diálogo íntimo sobre herencias, convicciones y nuevas formas de mirar el mundo.
Beatriz, en una entrevista mencionaste que, desde pequeña, siempre fuiste muy curiosa y te llamaban mucho la atención los colores, las texturas y las formas de la naturaleza. ¿Cómo influyó tu infancia en Cartagena en tu decisión de dedicarte al diseño de moda y cómo has transmitido esas experiencias a tus hijos?
No creo que Cartagena haya sido el empujón directo para estudiar diseño de modas, pero sí ha sido una influencia constante. Creo que un diseñador es el resultado de lo que lleva dentro, de lo que ha vivido. El diseño permite reeditar esas experiencias y contar, en clave creativa, una historia interior. En ese sentido, Cartagena me ha nutrido profundamente. Estar cerca del mar ha dejado una huella que atraviesa mi carrera: a veces aparece de forma sutil, casi subliminal, y otras veces como una inspiración clara y definitiva en mis colecciones.
Beatriz, has destacado que disfrutas de momentos en familia y que tu esposo ha sido un apoyo invaluable en tu carrera. ¿Cómo influyen estos lazos familiares en tu proceso creativo y en la gestión de tu marca?
La ayuda de mi esposo, David, ha sido invaluable, no solo por su rol como director financiero de la empresa, sino porque gracias a su gestión, hemos logrado mantenernos como una empresa sólida incluso en medio de las dificultades del país. Más allá del trabajo, hay una admiración mutua que nos ha dado una complicidad muy especial. Compartimos nuestras conversaciones, inquietudes y decisiones importantes. Ese lazo, tanto personal como profesional, ha sido un apoyo constante y silencioso que sostiene mucho más de lo que se ve desde afuera.

Ana Paulina, crecer en un hogar donde la moda es una pasión y una profesión debe ser inspirador. ¿Cómo ha influido la carrera de tu madre en tus propias aspiraciones y visión del mundo laboral?
Aunque estudié Economía y Relaciones Internacionales, crecer con una madre diseñadora, me enseñó que esta industria puede ser mucho más que estética. Entendí que puede ser un lenguaje para incomodarnos, sanar, transformar y tejer comunidad. En Colombiamoda, por ejemplo, trabajamos con excombatientes (desmovilizados en el 2016) en un proyecto que usó la moda como herramienta de reconciliación y reconstrucción. Ese tipo de experiencias me mostraron que lo laboral no está separado de lo humano, y que las industrias creativas también pueden abrir caminos para la justicia y la memoria.
Beatriz, en tu colaboración con Arkitect para la colección “Amazonas”, se involucraron 412 madres cabeza de familia en la confección. ¿Qué significado tiene para ti apoyar a otras madres a través de tus proyectos y cómo se relaciona esto con tu propia experiencia como madre y profesional?
Ser madre y poder entender lo que eso significa te hace más sensible a las situaciones que viven otras mujeres. Trabajar en esta colección junto a más de 400 madres cabeza de familia fue profundamente significativo. Fue una forma de visibilizar la importancia que tienen las mujeres no solo en el seno de la familia, sino también fuera de ella. Son una fuerza poderosa de trabajo, de compromiso y de transformación, en todos los espacios que habitan. Y acompañarlas en ese proceso fue también una forma de reconocerme en ellas.

¿Cómo manejan juntas los desafíos que surgen al equilibrar las demandas de una carrera en la moda con las responsabilidades familiares? ¿Han desarrollado rutinas o tradiciones que les ayuden a fortalecer su vínculo madre-hija?
Más que intentar hacerlo todo igual, hemos aprendido a reconocer nuestras diferencias como una fortaleza. Cada una tiene su camino, su pasión y su ritmo, y desde ahí hemos logrado complementarnos y trabajar en equipo. No seguimos una rutina estricta, pero hay un compromiso tácito de estar presentes la una para la otra, sobre todo en los momentos clave. Esa confianza y respeto mutuo es lo que sostiene y fortalece nuestro vínculo.
Beatriz, considerando tu trayectoria y experiencia, ¿qué consejos le darías a otras madres que buscan equilibrar una carrera exigente con la crianza de sus hijos, especialmente en industrias creativas como la moda?
Se trata de quitarse la culpa y enfocarse en lo verdaderamente importante. Mis hijos tienen su propio camino, su identidad, y mi rol ha sido acompañarlos con presencia real en los momentos que cuentan. Siempre he creído en educar con el ejemplo: mostrar con hechos lo que significan la responsabilidad, el compromiso y la disciplina, sin importar el campo en el que uno trabaje. También he procurado darles pequeñas responsabilidades que los fortalezcan, que construyan su autoestima y los preparen para enfrentarse al mundo con una personalidad sólida. Esa mezcla, creo, deja una huella más profunda que cualquier fórmula perfecta.