Belleza
Tendencias de cuidado capilar y belleza que marcarán el 2026
El cuidado del cabello dejará de ser un acto rutinario para convertirse en una experiencia sensorial, personalizada y profundamente digital.

El universo de la belleza cambia con cada scroll. Si la década pasada fue la del skincare, el 2026 promete ser la del haircare. En un escenario impulsado por la autoexploración digital y la obsesión por los diagnósticos personalizados, el cabello se convierte en una extensión de la identidad y la salud mental. Ya no se trata solo de “tenerlo limpio” o “evitar la caspa”, sino de entender su comportamiento, su biología y su composición.
Durante el Experience Festival —evento de Henkel que reunió en Cancún a expertos y creadores de tendencias de la industria de la belleza latinoamericana—, Gustavo Prado anticipó que el próximo año estará marcado por un cambio de paradigma: el cabello se estudiará, se medirá y se tratará con la misma precisión con la que hoy se analiza la piel. Se presentó un panorama donde TikTok redefine la belleza, el cuero cabelludo gana protagonismo y el bienestar capilar se vuelve un ritual de autoconocimiento.
Entre las tendencias más importantes para el 2026 está el papel de TikTok como nuevo salón de autodescubrimiento. En la red social que domina a la generación Z y a la Alpha, miles de videos enseñan a “autodiagnosticarse”: saber si se tiene un rostro de alto o bajo contraste, qué tipo de ceja armoniza con la expresión o qué corte de cabello equilibra la forma del rostro. La belleza, antes vinculada al gusto o la moda, se convierte así en un laboratorio algorítmico que define proporciones, tonos y energías personales. El resultado es una generación que no solo consume productos, sino conocimiento sobre sí misma.

Esta tendencia conecta con otra de las más poderosas: el redescubrimiento del cuero cabelludo. Lo que para los millennials era una superficie problemática solo si aparecía caspa, hoy es considerado un microecosistema que revela el estado de salud, los niveles de estrés e incluso los hábitos alimenticios. En 2026, términos como “cuero cabelludo sensible”, “inflamado”, “mixto” o “equilibrado” entrarán en el vocabulario cotidiano. La conversación pasará de la apariencia del cabello a la calidad de la piel que lo sostiene.
El auge del cuidado capilar profundo también se reflejará en el aumento de los productos especializados: sueros para equilibrar el pH, mascarillas prebióticas, exfoliantes para estimular el crecimiento y tónicos calmantes con ingredientes naturales. Cuidar el cuero cabelludo será el nuevo skincare.
Otro concepto que dominará la conversación es el “detox capilar”, una analogía directa con los jugos verdes del bienestar. Aunque los dermatólogos han advertido que los productos detox no siempre cumplen sus promesas, el término seguirá teniendo una fuerte carga aspiracional. “Depurar”, “renovar” e “iniciar desde cero” serán expresiones frecuentes en la publicidad y el lenguaje de los consumidores. Bajo esta lógica surgen productos que se definen como ‘bombas de hidratación’, rituales purificantes o rutinas de reinicio, que apelan tanto a la limpieza física como al bienestar emocional.

La estética clean girl, que se impuso en redes sociales con su minimalismo pulido, evoluciona ahora hacia el clean hair. La cabeza se convierte en una extensión de la rutina facial: brillante, saludable y perfectamente controlada. Gua shas y rodillos faciales inspiran nuevas herramientas de masaje capilar que estimulan la circulación, distribuyen los aceites naturales y transforman el lavado en un acto casi terapéutico.
En ese mismo espíritu sensorial, la lavada de cabello se alarga. Lo que antes era un proceso de dos pasos —shampoo y acondicionador— se convierte en una secuencia compleja de más de diez productos, desde pre-shampoos y exfoliantes hasta aceites, espumas, tónicos y serums. El baño deja de ser un trámite y se transforma en un ritual de tiempo personal, una experiencia multisensorial que combina fragancias, texturas y autoexploración.

Para los millennials, el cuidado del cabello se resumía en la eficacia funcional. Para la generación Z y la Alpha, en cambio, representa un espacio de expresión, autocuidado y conexión emocional. “La belleza ya no se trata de quién eres, sino de qué proyectas: tu tono, tu energía, tu vibra”, explicó Gustavo Prado durante su intervención en el Experience Festival. En ese sentido, el cabello se perfila como el nuevo lenguaje de identidad: una superficie donde se cruzan ciencia, emoción y tecnología.
Así, el 2026 promete consolidar una nueva era para la belleza. Una donde la frontera entre lo físico y lo digital se difumina, donde los rituales se vuelven más conscientes y donde cada hebra de cabello se analiza con la misma atención con la que se observa un filtro de TikTok. El futuro de la belleza está en la raíz: literal y simbólicamente.