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10 Comportamientos del día a día que nos alejan de ser feministas

Fucsia.co, 4/4/2018

Si luchamos por la igualdad tal vez debamos empezar con nosotras mismas.

Feminismo, comportamientos equivocados. (Foto vía Getty) - Foto:

Aunque solo algunas hablemos del machismo, de agresiones sexuales y de la brecha salarial, el feminismo es cosa de todos. La mala noticia es que estamos lejos de conseguir los objetivos de una sociedad igualitaria, pero la buena es que cada vez somos más hombres y mujeres que apoyamos la causa. Sin embargo, también vemos comportamientos del día a día que no ayudan para nada en nuestra lucha por la igualdad. Estos son solo algunos ejemplos:

1. El body shaming a otras mujeres

Nadie debería ser criticado por su cuerpo, ni en la vida real ni en redes sociales. Pero lo que es realmente triste es cuando nosotras mismas somos quienes criticamos a otra mujer por tener unos kilitos de más o hasta de menos. Deberíamos ser las primeras en admirar la belleza de quienes no responden con los cánones estándar que la sociedad nos ha impuesto.

2. La eterna competencia por ser la mejor mamá

No nos faltan casos en los que basarnos para creer que la maternidad parece haberse convertido en una carrera por ser la mejor madre, la más sacrificada. Hay casos incluso entre mujeres famosas, como recientemente se ve criticada Chiara Ferragni por retomar su vida de influencer a los pocos días de dar a luz. Lo cierto es que poco estamos haciendo por el feminismo si no respetamos que las mujeres trabajen o dejen de trabajar tras ser madres, que opten por la lactancia materna o no, que salgan, entren y, en general, que vivan la maternidad como quieran sin temer a ser etiquetadas como una “mala madre”. Porque... ¿cuándo se critica por esto a los hombres?

Descubre más acerca del fenómeno Mom Shaming: Una nueva forma de sexismo

3. El slut shaming

El slut shaming es la humillación de una mujer por sus comportamientos sexuales. O en otras palabras, cuando a una mujer se le intenta humillar y difamar por hacer con su vida sexual lo que quiera. Puede sonar a comportamientos del pasado, pero es algo que sigue ocurriendo. Desde la adolescencia hasta la edad adulta, es muy dañino juzgar a una mujer por comportamientos que, de nuevo, toleramos sin problema en los hombres. No hay que irnos tan lejos para entenderlo como cuando vemos que si una mujer comparte una foto sexy es fuertemente criticada, mientras que si un hombre comparte una foto con poca ropa es alabado. ¿Por qué nos encanta ser bullies virtuales?

4. Olvidar el verdadero significado del feminismo

El feminismo es la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres, y no, no lo decimos nosotras, lo dice la Real Academia Española. Eso sí, nada dice sobre usar tacones o pintalabios o sobre dejar de depilarse y no dedicar ni un segundo a divertirse. Hace ya años que el feminismo no tiene estética ni se ciñe a unas ideas preconcebidas que poco tienen que ver con la realidad, entonces dejémonos de bobadas y falsas concepciones.

5. Resaltar el físico de nuestras amigas antes que cualquier otra cualidad

No es que no podamos decir que nuestras amigas están muy guapas. Pero, a veces, da la sensación de que esa es la única cualidad que vemos en ellas. ¿Por qué parecemos darle más reconocimiento a lo estético que a otras cualidades? Es hora de dejar de referirnos a nuestras amigas como “las lindas” y “las que son queridisimas” (diferencia que todas entendemos muy bien), seguramente hay mucho más que podamos decir de ellas que eso.

6. Pretender que seamos heroínas y menospreciar a las mortales

Ya pasó el tiempo en que no había nada más feminista que ser una superwoman. Y ya pasó el tiempo de decir que no queremos que nadie nos regale nada, que estamos dispuestas a trabajar más que los hombres para conseguir el mismo ascenso o aumento y a pretender que hagamos el doble que cualquier otro con tal de demostrar nuestro valor. Lo que algunas aún no entienden es que debemos estar dispuestas a hacer lo mismo que ellos, no más, porque en eso consiste el feminismo, precisamente en la igualdad de las cosas. Y lo mismo va para quienes asumen que queremos que nos regalen todo, ¡lo contrario!, queremos que dejen de quitárnoslo por el simple hecho de ser mujeres.

7. Asumir las virtudes como masculinas y los defectos como femeninos

¿Cuántas veces hemos oído que las mujeres somos peores amigas, que manejamos mal y que “corremos como niñas” como algo negativo? ¿Cuántas veces hemos escuchado que alguien decía “yo es que en eso soy como un hombre”, como característica positiva? Lo cierto es que no todos los hombres hacen bien todo ni todas las mujeres lo hacemos mal. Para muchas es muy lógico, pero a otros debemos recordarles que asociar las virtudes como cualidades masculinas y los defectos como vicios femeninos, es poco feminista.

8. Buscar la igualdad cometiendo los mismos errores que los hombres

Ser feminista no significa tratar a los hombres como seres inferiores, no se trata de objetificarlos, ni ridiculizarlos ni ceñir a todo un género a tópicos que son tan dañinos en un sentido como en el contrario. Si nosotras no somos unas superficiales que solo pensamos en ropa, ellos tampoco son unos superficiales que solo piensan en fútbol.

9. Reírnos por obligación de los chistes machistas

Es difícil a veces ser la feminista militante en una reunión social, pero más difícil aún es creer que todavía hagan gracia los chistes sexistas, las humillaciones a la mujer o esos comentarios de más que suelen surgir entre chiste y chanza. Pero es casi una obligación atrevernos a alzar la voz y decir que, igual que a nadie se le ocurre hacer chistes racistas (mucho menos delante de alguien de otra raza), es hora de que este tipo de chistesitos también queden también en el olvido.

10. Idealizar la superioridad femenina frente a la igualdad

Feminismo no significa que las mujeres seamos mejores que los hombres y que, por ello, debamos sustituirlos en todos los puestos de poder, sino que tengamos las mismas oportunidades. Sin embargo, todavía escuchamos a veces a algunas mujeres decir “es que si las mujeres gobernaran, todo sería mejor, no habría guerras” o “si una mujer hubiera hecho hubiera quedado mejor”. ¡Por favor chicas!, esto tampoco está bien.